División entre burgueses

La burguesía sucumbió a las tentaciones de la vida y prestigio nobiliarios, Braudel califica a esto como “la traición de la burguesía" Y es que la gran burguesía luchó por obtener la posición social de la aristocracia incluso pactando con ella en lugar de procurar su destrucción, abandonando su inicial ímpetu revolucionario y convirtiéndose en una burguesía conservadora. Esta traición trató de que parte de la burguesía se alió con la aristocracia,  Uno de estos pactos estableció la conversión de señoríos en derecho de propiedad. Así se otorgaba a los aristócratas la propiedad de las tierras sobre las que se extendía su jurisdicción y a burgueses la posibilidad de adquirirlas. La pequeña burguesía quedó excluida de este pacto, por supuesto, desde el principio, quedándose con una posición de subordinada a los nuevos dominadores.

En España no fue necesaria, pues, una revolución campesina ya que la liquidación del Antiguo Régimen se realizó mediante un pacto entre nobleza latifundista y burguesía liberal (revolución desde arriba, lo que conlleva que las consecuencias políticas sean distintas a las de otros países, puesto que aquí se trata de preservar todo lo posible de la estructura social anterio). Por ello es una modernización conservadora y ambas clases, ahora unidas, se consolidan juntas como clase dominante y por lo tanto emplea instituciones y recursos públicos según y para su propio interés. La pequeña burguesía se ve ante la opción de aceptar ponerse al servicio de la gran burguesía dominante o sumarse a la lucha popular contra ella y escoge por lo general la primera opción. La clase dominante luchaba por un régimen enteramente contrario a uno democrático, trataba de restringir y aristocratizar a la esfera del grupo social que está al mando, no de extenderla.

Como ya se ha dicho, la pequeña burguesía estaba apartada de todo esto y es esta la razón de que en ambos tipos de burguesía cristalicen tan distintas ideologías que provocaron que entre 1830 y 1886 tuvieran lugar diversos enfrentamientos entre burgueses moderados y progresistas: Los primeros se aliaron con la aristocracia terrateniente: forman el partido moderado y así el liberalismo de los burgueses se suaviza haciendose conservador y doctrinario (ellos a mitad de siglo se muestran a favor de una intervención del estado en economía) mientras que la pequeña burguesía, uniéndose bajo el partido progresista, propugna un liberalismo radical, limitando la actuación del estado a la retiración de obstáculos que impiden la libre desenvoltura económica.

Así se considera que a principios del siglo XIX se encuentran presentes en España dos opuestos: liberalismo absoluto y restauración rigurosa. En la constitución de 1845 ya se ve reflejado el "camino medio" que se adopta: La burguesía es débil, poco agresiva con los estamentos privilegiados del Antiguo Régimen (adoptan un liberalismo tibio y borroso) por lo que acaba triunfando el moderantismo.