Contexto histórico cultural en España

 

El comienzo del siglo XVIII coincide en España con una guerra civil que tuvo lugar entre los años 17000 y 1714, se trataba de una guerra de Sucesión provocada por la división entre los partidarios del archiduque Carlos de Austria y Felipe de Borbón(nieto del rey Francés Luis XIV). Fue el segundo quien acabó confirmándose como rey de España, con el nombre de Felipe V, con él se entronizó en España la dinastía de los Borbones. Era un monarca que, a pesar de ser absolutista, facilitó la entrada del pensamiento ilustrado que se había expandido ya por Inglaterra y Francia. Siguiendo el modelo francés impuso una monarquía centralista y tanto él como sus sucesores aplicaron el despotismo ilustrado. Esto llevó a que se promovieran ciertas reformas, a las que se oponían el clero y la nobleza, incluso el pueblo llano, debido a la manipulación que ejercía la Iglesia sobre él, compartía el espíritu contrareformista, anclándose así a la tradición. España tuvo a lo largo del siglo XVIII, problemas con Austria por Italia y después con Gran Bretaña a causa del control del océano Atlántico y el comercio de esclavos con América. La hostilidad con Gran Bretaña continuó en la Guerra de los Siete Años, siendo aliados de Francia. Otro enfrentamiento internacional fue con los rusos, debido al acercamiento de estos a posesiones que España tenía en el Pacífico.

Durante los reinados de Fernando IV y de Carlos III se aplicó una política pacifista, reformadora y progresista. Sin embargo, durante el mandato de Carlos IV se produjo un fuerte retroceso, debido a los temores que la Revolución Francesa provocó en España: Carlos IV nombró a Manuel Godoy primer secretario y éste, ante el traspaso de los Pirineos por parte de los franceses e invasión de algunas zonas, se apresuró a firmar la paz. Inglaterra se sintió traicionada por España por pactar la paz por separado con Francia y atacó barcos españoles. España y Francia mantuvieron una coalición contra los ingleses hasta 1802, cuando se rompió esta alianza. Aún así, franceses e ingleses continuaron enfrentados, España, en cambio, optó por la neutralidad pero Napoleón exigía compensaciones por esta neutralidad y España no tenía capacidad para enfrentarse a él. Los ingleses, alarmados por la inestabilidad política de España, decidieron atacar nuevamente a sus navíos. En 1804 se declara la guerra contra Inglaterra, que tuvo terribles consecuencias para España, entre las que figura el bloqueo comercial de América por parte de la flota inglesa.

El debilitamiento de la corona española la llevó a aliarse nuevamente con Napoleón, en 1807, permitiendo la entrada del ejército francés en la península para conquistar Portugal, pero claro, también tuvo repercusiones para España: se puso fin al Antiguo Régimen y estalló el Motín de Aranjuez, en el que el pueblo expresó su disgusto con Godoy, al que se culpaba de todos los desastres. Carlos IV abdicó en favor de Fernando VII. Gran parte del país ha sido ya invadido y tras la reclusión del nuevo rey en Bayona, Napoleón toma la corona de España y se la entrega a su hermano José Bonaparte, José I de España.